La Equis del mapa
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

Desperatio

Ir abajo

Desperatio Empty Desperatio

Mensaje  Cardoom Sáb Oct 23, 2010 4:52 am

Bueno, pues en las épocas de mayor aburrimiento (veranos sobretodo), me da por escribir un poco, este es el principio de un libro que empecé el verano de 2009 y está casi terminado. Advierto, no está hecho para que sea vendido ni nada de eso, sólo una historia que creé por aburrimiento, así que no os espereis mucho. Prefiero que no pongan críticas, ya me hago una idea de que sería un excelente papel de vater XD:

Todo empezó aquel simple día. Un día como otro cualquiera, con las inminentes vacaciones aproximándose. yo estaba lleno de júbilo y no podía ocultar mi sonrisa. Los resultados del tercer trimestre no habían estado mal, así que pasaría un gran verano ¿Quién podría haber imaginado lo que iba a ocurrir? Sigo sin creérmelo, es como una pesadilla de la que nunca despiertas.

Aquel día fui al instituto a recoger las notas como todos los años. Allí me encontré a varios de mis compañeros de clase ¡Qué felices estábamos de terminar ese dichoso curso! Llegué al despacho del tutor, donde recogí las notas.

-Buenos días, profesor.- Le saludé amablemente. Ya que había acabado el curso estaba dispuesto a perdonarle los exámenes sorpresa y los interminables trabajos que usualmente mandaba.

-Buenos días, Miguel Herrera, Miguel Herrera…- Susurraba sin parar mientras buscaba las notas entre los que todavía no habían llegado.

- Aquí está.- Dijo al fin entregándomelo.- Vaya, al final aprobaste matemáticas ¿Eh?

-¿En serio?- Dije ilusionado mientras abría el boletín. Era cierto, matemáticas había sido la horma de mi zapato ese año, pero logré aprobarla.- Vaya verano me voy a tirar.- Le dije al profesor con una sonrisa de oreja a oreja.- Hasta el curso que viene.- Me despedí.

Recorrí triunfal los pasillos del instituto hasta la salida y allí lo vi. Una criatura raquítica sin pelo, con alas de murciélago que se iba acercando cada vez más. Fue horrible, pasó justo delante de mí. Ojos inyectados en sangre, orejas picudas, un cuerpo de un tono gris verdoso, sus grandes y afilados dientes…lo recuerdo todo como si hubiere ocurrido ayer. Cogió a un alumno y lo descuartizó cuando estuvo a unos metros del suelo. Se hizo el caos, la gente corría de un lugar a otro. Yo me quedé paralizado ¿Qué había pasado? ¿Qué demonios era eso? ¿Por qué estaba allí? Muchas preguntas recorrían mi mente, pero no podía darles respuesta entonces.


DESPERATIO


Me entró el pánico ¿A quién no después de tal suceso? Corrí en cuanto mis piernas me respondieron, corrí lo más rápido que pude, alejándome de aquel monstruo. No paré ni un segundo hasta llegar a mi casa ¿Estarían bien mis padres? ¿Qué estarían diciendo en la televisión sobre ese monstruo? Nada más llegar grité.

-¿¡Hay alguien en casa!?

Pero nadie respondió, mis padres estarían trabajando y mi hermano, habría salido con sus amigos, esperaba que estuviesen bien. Cogí el teléfono y me decidí a llamarlos, pero no recibía señal.

-¡Mierda de onno!- Exclamé

Puse la televisión, pero tampoco recibía señales ¿Qué estaba pasando? ¿El teléfono y la televisión habían perdido la señal al mismo tiempo? No, demasiada casualidad.

No podía quedarme allí tan tranquilo cuando mi familia y mis amigos estaban fuera. Cogí una daga militar que tenía mi padre de cuando estuvo en la mili y me la até en la pierna y un gran cuchillo de cocina y salí a la calle. La verdad es que parecía un loco con ese cuchillo en la mano, pero por seguridad…

No sabía donde localizar a mi hermano o a mis padres, pero sí sabía donde vivían mis amigos y mientras más personas fuésemos mejor. Fui a casa de Adrian, mi amigo de la infancia, pero no había nadie en su casa ¿Le habría pasado algo? De camino a casa de otro amigo me encontré con Jesús, un amigo que había conocido en el instituto hacía unos años.

-Jesús, ¿Estás bien?- Le pregunté.

-Claro ¿Por qué no iba a estarlo?- Me respondió extrañado.

-He visto a un monstruo en el instituto que asesinó a un alumno y no funcionan ni los teléfonos ni las televisiones.- Le informé.

-¿De qué hablas? ¿Estás bien?- Preguntó pensando que deliraba.

Entonces vi una bandada de monstruos como el que se me cruzó en el instituto, dirigiéndose directamente hacia nosotros.

-Corre Jesús… ¡Corre!- Le grité y salimos disparados.- Toma este cuchillo, si te atrapa acaba con él.- Le dije.

-¿Si me atrapa el qué? ¿De qué demonios me estás hablando?- Preguntó Jesús.

-Lo que nos está persiguiendo… ¡olvídalo! no te pares ahora, sólo confía en mi.- Dije asustado.

Jesús dudó un segundo y después corrió lo más rápido que pudo. Fue una grata sorpresa, después de todo, lo que le dije era totalmente absurdo y aun así decidió confiar en mí.

Todo tipo de imágenes se me pasaron por la cabeza: esos monstruos alcanzándonos, devorándonos, nosotros matándolos, pero ¿Y si no fuesen mortales? Además, eran demasiados.

Nuestra carrera nos llevó hasta una pequeño parque, donde había unos niños jugando y sus padres cerca. Me pregunté qué podría hacer, no podía dejar que murieran y tampoco podía decirles que huyeran, me tomarían por loco. En ese momento vi un hueco entre los toboganes en los que nos podríamos esconder.

-Jesús, hacia el hueco, allí no nos verán.- Le dije señalándolo.

Mi amigo me miró con un gesto raro, pero al final se ocultó en el hueco. Yo eché un vistazo hacia atrás, estaban cerca, a medio minuto de nosotros, cada vez se iban acercando más, si no hubiéramos encontrado ese escondite nos habrían alcanzado. Actué con frialdad, dejé a todas esas pobres personas a merced de aquellas cosas. Sólo cogí a un par de críos que estaban jugando en la arena, un niño y una niña, y me reuní con Jesús en nuestro escondite. Escuché como sus madres gritaba cuando me los llevé, pero no pudo hacer nada, esas cosas ya habían llegado. Bramidos de dolor, voces pidiendo auxilio…Esos gritos menguaron mi alma. La niña que había salvado comenzó a llorar, no la culpo, casi me puse a llorar yo, así que solté al chico para intentar que la niña no hiciera ningún ruido. Aprovechando mi falta de atención, el niño salió de nuestro escondrijo. Supongo que quería salvar a su madre de aquellas cosas, pero…no tenía ninguna posibilidad de sobrevivir. Aún pienso que ese pequeño niño fue más valiente que yo, escondido como una mísera rata en lugar de intentar ayudar a todas las personas que dejé. Jesús me puso la mano en el hombro, en un intento de consolarme supongo.

Mantuvimos el silencio mientras esas bestias terminaban su festín y se largaban, pero ¿Se habrían largado todas?
Cardoom
Cardoom
Filibustero

Mensajes : 104
Fecha de inscripción : 23/10/2010
Localización : Por los siete mares.

Volver arriba Ir abajo

Volver arriba


 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.